Es impresentable. Lo mires por dónde lo mires. Pero no solo por el beso o por tocarse el paquete a modo cavernícola macho machote. Es impresentable todo él. En su conjunto infinito. Y, es más, todo a su alrededor, desde hace mucho tiempo, huele a cabeza de caballo en la cama.
El tal rubiales es un buen pájaro. Y no hay más que prestar atención a la reveladora comunicación no verbal para darse cuenta que este tipo es un auténtico macarra.
¿Pero no se ve de lejos esa cara de superioridad constante, esa sonrisa de medio lado, ese sentimiento de impunidad que transmite, esa forma de hablar chulesca y barriobajera, esos gestos de superioridad?
Lo he intentado y no lo he logrado. No he encontrado ni una sola foto en la que no aparezca su característica mueca de arrogancia o una mirada fría y sucia.
Que este personaje lleve representado al fútbol español cinco años es para sacar los colores a cualquiera. Todo huele a mafia. A fango.
Que el tal rubiales tenga poder a espuertas, con un sinfín de polémicas a sus lomos a las que responde prepotente y airoso echando espuma podrida por la boca y culpando a Copito de Nieve antes que a sí mismo mientras la clase política mira para otro lado, no hace más que aumentar nuestro rechazo. Nuestro hartazgo. Nuestra tirria a todo lo que se cuece allá arriba donde los intereses personales, de poder y económicos mueven el mundo que parece que sólo gira para unos pocos a los que les importa un truño el resto de los mortales.
«Un pico consentido»
«Un pico consentido», dice el pájaro. El kissgate auguraba que la tradicional arrogancia de este ser se iba a tornar en un atisbo de humildad. En un “lo siento” que lo humanizara algo. Pero ¡error! Prefiere que lo inhabiliten a reconocer su machismo, su superioridad como jefe ante una subordinada, su chulería de pseudo Maciste colega portando a una jugadora, cual saco de patatas, como si de un salvaje prehistórico se tratara. Sólo le faltó darse golpes de pecho simulando al gorila «espalda plateada». Y lo de la entrepierna… es que ya no tengo palabras. «Olé tus huevos», como él diría.
¿Esto representa el fútbol español? ¿De verdad?
Y lo malo es que está convencido de que todo es correcto, de que no obró mal. ¡Y no dimite, la pieza! Y se permite dar lecciones de feminismo. De enarbolar la bandera de la verdad, de la igualdad. ¡Qué poca clase! Qué falta de ética metiendo a sus hijas en este embolado verbal que no ha hecho más que reafirmar quién es este individuo.
Y ahí lo tienen. Aplaudido por la Asamblea esta mañana. ¿Pero quiénes son esos tipos? ¿Pero qué subordinación vergonzosa?
No olvidar que este sujeto nos insultó en la COPE. Así que como una de esas personas “tontas del culo” (que así nos llamó), yo también me permito llamarle estas lindeces.
Me repatea. Literalmente. Me indigna. El tal rubiales me repugna.
Parece mentira que España salga en todos los medios de comunicación por esto y no por ser las CAMPEONAS del MUNDO: