Como te digo una «co» te digo la «o»

Pintadas aparecidas en Motril. /ABC

Que el tal rubiales me parece un pájaro de cuidado ya quedó suficientemente expuesto en el artículo anterior. Pero como te digo una cosa, te digo la otra: Esto se nos va de las manos.

¿Que merece la inhabilitación? ¡Por supuesto! ¿Que es un gañán y un auténtico cavernícola? Of course!

Pero de eso a la absoluta extrapolación a la que se está llevando el caso… va un gran trecho.

Que aparezcan las politicuchas a las que se les tenía que caer la cara de vergüenza después de no haber dimitido tras la patética ley del «solo sí es sí» (que ha soltado a más de 100 violadores y rebajado la pena a más de 1100 agresores sexuales) aprovechando la baza del feminismo… clama al cielo.

Porque el castigo ante la desfachatez, el machismo y la manera turbia de actuar de Rubiales debe ser implacable. Pero de ahí a querer acusarlo de «agresión sexual» con una pena de entre 1 y 4 años de cárcel… de verdad que me parece excesivo. Y más cuando una lee, por ejemplo, que a los dos hermanos que violaron en Madrid a una chica de 17 años que ejercía de niñera del bebé de uno de ellos se les ha rebajado la pena gracias a la nefasta ley. Y así, de 14 años al padre del bebé le han rebajado a 12 y a su hermano le han rebajado un año, por lo que solo cumplirá 6 de prisión. ¿Son dos años los que diferencian el beso no permitido del tal rubiales con la violación de una menor? ¿Lo están diciendo en serio? 

No voy a entrar en el momento surrealista de la huelga de hambre de una pobre madre que defiende la versión de su hijo. ¡Que se ponga en huelga de hambre el tal rubiales! ¡Pero no! Él, como buen machito cobarde, agazapado y callado permitió esta absurda y peligrosa situación que ha llevado a lo inevitable: que su madre, enferma del riñón, acabara hospitalizada.

Se ha quedado solo, el tal rubiales.

Ya nadie le ríe las gracias, ni le da palmaditas en la espalda. Los que el otro día aplaudían puestos en pie durante la vergonzosa puesta en escena en la Asamblea Extraordinaria de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol) han abandonado el barco a ritmo de «sálvese quién pueda». En su pueblo, Motril, aparecieron pintadas tachándolo de machista y mandándolo a la trena. Y, para colmo de sus males, surge la figura de su tío, Juan Rubiales, destapando sus más oscuras argucias de poder. 

Total… que siendo campeonas del mundo de fútbol, teniendo a los mejores equipos, los mejores deportistas en todos los ámbitos… España sigue en los informativos de medio mundo por este bochornoso y estrambótico caso  que desde las altas esferas ya conocían (porque de la conducta del pájaro rubiales todos eran conscientes) pero callaban, ocultaban y permitían.

La condena total a su actuación. Destitución de por vida. Y que tire del dineral que ha estado ganando durante estos cinco años. 

Machista, retrógrado, misógino y vomitivo, perfecto. Pero de ahí a calificarlo de agresor sexual… creo que ya son palabras mayores. Que lo castiguen por sus actuaciones mafiosas y la sociedad lo deteste por sus actos. Pero ese beso no consentido no debe llevarnos a calificar a este tipejo de agresor sexual. 

Es mi opinión, claro.

¡Ah! Y «agüita», que cuando pase todo este embrollo y se haya olvidado algo el asunto… ¿quién no diría que este personajillo aparezca en determinados programas como fichaje estrella y «tertuliano polémico»?

¡Al tiempo! Spain is different

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