Cerré los ojos y dibujé tus labios.
Mis manos acariciaban tu piel
y tu boca, tu cálida boca
un «te quiero» pronunciaba en mi sien.
Abrí mis ojos y allí no estabas
y una lágrima
resbaló por mi cara hasta el pecho
donde mi corazón la hizo suya
y construyó un lago de nieve y hielo.
Mis ojos cerré de nuevo
y esta vez dibujé tu cuerpo
que, junto al mío,
posaba en un dulce sueño
mientras al aire volaba un beso.
Y cuando mis ojos abrí al fin
otros ojos encontré quietos
y descubrí una mirada de amor…
Eran tus ojos. Tus ojos bellos.