A través de mi ventana… puedo olerte.
Huelo tus pasos. Huelo tu vientre. Anhelo tus besos. Y beso a mi suerte.
A través de mi ventana… puedo ver verde.
Las horas se pasan.
Las noches me entregan sus luces inertes…
Y yo te respiro. En secreto. A voces hirientes.
Con gritos de seda que saben a vida, que susurran versos con sólo quererte.
Y ahí, afuera, sé que hay tristezas. Quizá hasta muertes…
Y yo… sin embargo…
Sigo gozando con, simplemente,
tener la fortuna de poder olerte.