Vi aparecer tu cuerpo
entre la solitaria escafandra de mis sueños:
Tomé la risa de tus labios,
la plasmé en mi memoria como un secreto
que oculto en suave claridad
tiembla, ruge, crece
en un susurro…
en una forma de amar.
Y ahora, en el silencio de mi lecho
la traigo a mi recuerdo,
la estampo a un lado de mi almohada
y lloro, y rezo
y escucho… Y pienso.