Fin de Gran Hermano VIP

Imagen de El Debate de Gran Hermano VIP, presentado por Sandra Barneda
Imagen de El Debate de Gran Hermano VIP, presentado por Sandra Barneda

Se acabó Gran Hermano VIP. Y en principio mi enhorabuena a los señores del casting. Meter al pequeño Nicolás ha sido, es y será todo un bombazo.

Lo de Raquel Bollo, Rosa Benito, la hija y el “medio-hijo” de Kiko Matamoros (Laura, flamante ganadora, y Javier Tudela), Belén Roca y Liz…fue un canto a la casa madre, Tele 5.

Lo de Sema, un intento de saber más de Chabelita Pantoja pero les salió rana. Sema puede presumir de no tener que hablar de la hija de la Pantoja para dar juego. Se bastaba él solito. Y se sobraba. A veces demasiado. Julius, un gran desconocido para la mayoría y que… a su pesar, lo seguirá siendo. Alejandro, una calcomanía del torero José María Manzanares. El míster que se las daba de bueno y humilde y es el que más criticó a amigos y enemigos. Ya lo dice el refrán… “líbrame de los mansos, que de los bravos me libro yo solo”. Eso sí, tuvo un abandono más que airoso debido a los problemas de su hijo. Y ahí me quito el sombrero.

Lucía Hoyos que ha pasado sin pena ni gloria, la tuneada Charlotte, la sorpresa de Rappel que ha pasado de ángel a demonio y que no es que sea adivino, es que es más listo que los ratones coloraos y tiene mundo para aburrir. Julián Contreras, otro bombazo en el papel y que nos sorprendió con su abandono. Personalmente creo que fue el gran damnificado del programa. Ha ganado pasta, se ha divertido lo suyo (cosa que no hacía en su vida privada) y puede, y sólo puede que el personal comience a verlo con otros ojos, y no sólo como el hombre de ochenta años metido en el cuerpo de un treintañero.

¡Ah! y a la primera en abandonar, la miss y política… ni la nombro. Porque lo suyo no tiene nombre. Desaparecida halláse. Y que siga así.

Cómo no hablar de Carlos Lozano, el gran desaparecido del panorama televisivo, el eterno nominado que logró poner en su contra a los de dentro y muy a favor a los de fuera. Tanto fue así que llegó hasta la final finalísima. Eso sí, no sé yo si se ha conformado con su premio de segundón.

Y podríamos hablar del paso por el programa de los repescados: los antiguos «grandeshermanos» Laura Campos y Daniel. Pero qué quiere que le diga. No me apetece.

Se acabó Gran Hermano VIP. Y a mí que me encantaba que llegara el domingo para ver a Sandra Barneda dirigir El Debate. Sensacional en este programa. Y además este trabajo le ha servido para mejorar su imagen. Y es que sólo hay que ver los primeros debates en los que su sonrisa era, literalmente, gris. La presentadora se ha apuntado a la moda de tantos. Al fin y al cabo viven de su imagen. Y ahora su sonrisa es blanca, blanca. ¡Ponga un blanqueamiento dental en su vida! La cosa varía.

Con esta pequeña semblanza quiero que quede claro que soy fan, muy fan de Gran Hermano Vip. Que me divierte lo que no está en los escritos. Que me río, que me entretengo mientras voy y vengo. Y que me importa un pito que digan que los que vemos este programa somos “bazzzzssssura” y unos incultos. Habrá de todo, vamos, digo yo. Personalmente lo veo como un gran experimento sociológico en el que se pueden sacar muchas y buenas conclusiones sobre cómo es el género humano cuando está sometido a situaciones externas a su cotidianidad. Hala. O… simplemente… se puede aprender a cómo ser o a como no ser.

Ahora preparada estoy para Supervivientes. ¿Qué nos deparará?

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