Me gusta el proyecto. Me gusta la gente. Me gustan las ideas.
Nunca hubiera pensado que la política entrara a formar parte de mi vida. Soy periodista, estoy enamorada de mi profesión y actualmente trabajo en Fundación AVIVA, una entidad sin ánimo de lucro que defiende los derechos de las personas con discapacidad, y que me ha conquistado.
Por eso, cuando sonó el teléfono y me hablaron de esta posibilidad… me abrazó una collera de sentimientos: Por un lado, temor. Miedo a la novedad. Miedo a la responsabilidad. A la incertidumbre.
Y por otro… satisfacción. Que hayan pensado en mí para formar parte, aunque sea una parte pequeñita, de un equipo que desea mejorar el panorama político y social de nuestro país… me enorgullece.
Así que, después de muchas vueltas, de muchas conversaciones, discusiones, pros y contras… dije «sí, quiero». Consciente de que esa frase significara, de cara a la opinión pública, un antes y un después.
Creo en la gente. Y creo en una sociedad mejor. Creo en los derechos y en la calidad de vida de las personas que no lo tienen tan fácil. Quiero aportar mi experiencia personal a este proyecto.
Hace 4 años, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple, pensé que la esperanza y la suerte me habían abandonado.
Miraba a mi bebé, con apenas seis meses, y ni siquiera tenía fuerzas para cogerlo entre mis brazos. La depresión se apoderó de mi personalidad. Y lloraba, porque me dolía cada centímetro de mi cuerpo. Y lo que es peor… me dolía el alma.
Sólo a base de querer, querer y querer fui saliendo de un pozo que creía infinito. Y gracias a la empatía de muchas personas que estaban a mi lado, al amor de los míos, y a la alegría de mi pequeño conseguí convencerme de que la enfermedad no iba a cambiar mi vida. Me adaptaría a la nueva situación. Porque no estaba dispuesta a permitir que muriera la mujer luchadora, trabajadora, risueña y feliz que había sido siempre.
La suerte no me había dado la espalda. Tan solo se había escondido. Pero tenía una familia maravillosa. Y ¡vida! El respeto, apoyo y cariño de los míos, amigos fantásticos y una vida elegida que me encantaba. ¿La Esclerosis Múltiple me iba a quitar eso? ¡Ni de broma!
Así que, gracias a la confianza y el apoyo de los profesionales de la Fundación Madrileña de Esclerosis Múltiple, me propuse encontrar trabajo y volver a la vida laboral. Con un nuevo compañero de viaje: el bastón. Pero caminando con la sonrisa eterna en mi cara y con la cabeza muy alta.
Desde entonces… me considero una mujer valiente. Con las ideas claras. La sensibilidad a flor de piel. No me da miedo llorar. Ni vergüenza. Creo en la fuerza del corazón y en la bondad del ser humano. Conozco mis limitaciones. Y he aprendido a quererme. A volver a confiar en mí.
Pero también sé que existe la ambición, el egoísmo y la falta de escrúpulos. Por eso, unida a un grupo de personas en el que creo, y apostando por una sociedad mejor… me uno a este proyecto político de Ciudadanos para intentar aportar mi granito de arena, mi experiencia personal y profesional, mi entusiasmo y mi lucha por la vida.
A mí me ayudaron. Quiero devolver a la sociedad todo lo bueno que me ha entregado.
Sin dobleces. Sin caretas. Sin falsedades.
Sólo confianza en aportar, compartir y defender aquello en lo que creo.
No soy política y seguramente no lo seré nunca. Pero una cosa tengo clara. Clarísima.
Sé que si puedo ayudar… lo haré.